martes, 22 de julio de 2008

Cañón del Colca, Perú, Ruta recomendada





El campamento base para realizar el trecking por el cañón del Colca, debe ser la ciudad peruana de Arequipa. Alrededor de la plaza de armas hay varias agencias con las cuales se puede contratar la excursión.

La distancia en autobús es entorno a unas 4-5 horas, llegando a altitudes de más de 4200 metros, para luego descender a los 3000. El viaje hasta el principal pueblo no es nada cómodo, el autobús va parando en varias localidades y al llegar al mirador se llena de mujeres ataviadas con sus trajes típicos que pasan el día intentando vender artesanía local en el mirador del cóndor.

Una vez llegamos al pueblo comenzamos el trecking por el cañon. El cañón del Colca es más profundo aún que el cañón del Colorado, pero es más corto.

La primera jornada es sólo de bajada, por un camino tortuoso de piedras y polvo, por el cual pasar lugareños con burros, de los cuales hay que tener precaución y situarse en la parte interior de la montaña ya que los animales pueden asustarse y hacer que alguien pueda despeñarse por el precipicio. El camino es agradable, pasando algún riachuelo con típico puente colgante de madera.

La primera noche la pasamos en un ecolodge (foto intermedia), muy agradable, creado con materiales locales, y bien atendidos por nuestro guía.

La segunda jornada es la más tranquila. Partimos tras el desayuno hacía el segundo alojamiento (foto inferior), el camino es llano, con paisajes maravilloso, con un cielo más azul que el del mismo cielo, en medio del camino hay una pequeña localidad totalmente aislada del mundo, pero a la cual sorprendentemente también llego la fatalidad de la colonización española, ya que a pesar de la inaccesibilidad, encontramos una iglesia en el centro del pueblo.

La llegada al segundo ecolodge, es de lo más reconfortante, en medio de la aridez del camino, como un oasis de vegetación (foto superior), que bien podría ser un espejismo, encontramos una especie de complejo eco-turístico, con unas piscinas construidas, y llenas de agua desviada del río que pasa al lado, y que por la noche vuelve a su cauce. Encontramos palmeras, sombra, hierba fresca donde descansar y prepararnos para el duro día siguiente.

El tercer día, debemos levantarnos a las 4 de la madrugada para comenzar una ascensión de unos 1100, con las únicas luces de las estrellas y de nuestras linternas. Es duro, pero reconfortante. Una vez arriba vemos amanecer, y hacemos cola para montar en el autobús que nos llevará hasta el mirador de del Cóndor. Es difícil, pero se pueden ver dependiendo de las épocas del año. Para los que tienen suerte, es impresionante observar planear en círculo a estas enormes aves.

De vuelta a Arequipa, olvídate de dormir en el autobús, la carretera está llena de baches, por lo tanto quédate un día más en esta blanca ciudad para descansar.

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